Por José Alfonso Laínez V.
La Innovación ha sido desde siempre parte intrínseca de la naturaleza humana. Es gracias a la Innovación que el conocimiento y la ciencia se han desarrollado a través del tiempo permitiendo toda clase de avances en la función transformadora de la realidad.
Desde que el hombre fabricó la primera herramienta que le permitió realizar un trabajo de forma más eficaz, no ha parado de descubrir e innovar sobre cómo hacer nuevas labores y mejorar las ya existentes.
Aunque la Innovación ha sido desde siempre un acto natural de la humanidad y a cada momento vemos “genios” desarrollando nuevos productos o nuevas formas de hacer las cosas, en el ámbito empresarial, debemos agregar una característica importantísima a la acción innovadora: no basta con ser creativo, esta idea novedosa debe ser comercializable, llevando sin duda alguna a hacer crecer las ventas de la empresa.
En este sentido, hay muchas corrientes y teorías enfocadas a administrar el proceso creativo dentro de las empresas, pero hay un principio que debe permanecer inalterable en cualquier empresa: la innovación debe partir del mercado y su producto o resultado final debe estar de igual forma orientado al mercado.
Técnicamente, innovar es poner en funcionamiento algo que no existe en el ámbito de acción de la empresa. Eso deja la puerta abierta a lo que conocemos como simplemente como “copiar”. Pues bien, no debe darnos miedo esa palabra, de hecho, copiar es un proceso complejo cuando no se tiene el “know how”, sin embargo, es de todos conocido que países como China y antes Japón, empezaros a desarrollar sus economías copiando y luego mejorando los productos y servicios de otros países más avanzados. Muchas veces, basta con salir de las fronteras tradicionales para observar mejoras de productos y/o servicios en otras culturas. El emprendedor debe estar abierto a revisar cuáles de esas tecnologías o formas novedosas de hacer las cosas pueden ser replicadas y mejoradas en su campo de acción. Recuerdo el caso José Luis Barreto, quien luego de sus estudios de post-grado en Barcelona, decidió montar su empresa de marketing móvil en el país. Estamos hablando del año 2003 cuando en Europa empezaba la publicidad vía teléfonos celulares. Actualmente, Wise Marketing, la empresa salvadoreña que él fundó, no sólo lleva una gran delantera en su segmento de mercado, sino que ha expandido sus operaciones a Centroamérica, Colombia y EUA.
Cada día se tiene una mayor conciencia de la necesidad de aprender a innovar, de generar nuevos productos para satisfacer necesidades y encontrar nuevos nichos de mercado para los productos existentes, aun cuando en ocasiones haya que hacer ligeras o graves modificaciones. En este momento, juega un papel muy importante la estrategia de segmentación y posicionamiento, dado que a través de su metodología, se desarrolla la esencia del quehacer mercadológico de identificar el mercado, segmentarlo, elegir el segmento (o los segmentos) a atender y buscar un posicionamiento que la competencia no pueda igualar.
Este ejercicio de segmentar el mercado, es clave en el proceso de innovación. Hay empresas cuya innovación ha consistido en encontrar un nicho de mercado no atacado por la competencia. Como algunos saben, el negocio de la basura es un buen negocio. Pues bien, dentro de ese “segmento” de mercado, también es posible encontrar nichos con potencial de negocios. Así lo ha demostrado Recycla Chile, empresa chilena especializada en reciclaje de basura electrónica. No sólo recicla computadoras, impresores y cualquier tipo de lo que se conoce como “E-Waste” si no que además, ha logrado exportar los materiales contaminantes a diversos clientes que los utilizan como materias primas. Actualmente la empresa está pensando en expandirse a mercados como Perú, Colombia, Costa Rica y Ecuador.
En definitiva, debemos recordar que Innovar, es la única ventaja competitiva realmente sostenible en el tiempo. Como decía Damon Darlin ya hace algunos años: “Innovate or die”que literalmente significa: Innove o muera.